Viniste al mundo con los labios ya partidos y los ojos
abiertos. Será por eso que el viento te elije a vos más que a
cualquier otro.
Y sé que los ojos cada vez se te volvieron más turcos para
poder encontrarme,
para verme más allá de kilómetros de estepa y de cardos.
Negro como mancha de petróleo, como azúcar sin refinar, tu
voz es blanca,
es de montaña de tierras lejanas siempre altas y verdes, que
siempre suenan bien y dulce.
Un golpecito melódico, una mano curiosa que tararea en las
cuerdas,
una melodía perfecta para mis oídos enamorados, de vos (y siempre).
Sos pecado, inspiración a volverse loca, a quererte hasta
que el agua no corra,
hasta empaparme de lluvia al esperarte (mojada) en aulas,
en bares, en esquinas.
Y encontrarte caminando ya hacia el mar y sentirte adentro,
sentir que sos el hombre para mi,
sin ser perfecto, con miedos, con certezas,
con todo y nada,
con momentos de arena y tiempo que habla de mudanzas,
de
mutaciones de cambios de piel,de pelos que se caen y vuelve a crecer.
Quiero ser testigo privilegiada de tus arrugas,
quiero todo
con vos y quiero nada.
Una tarde,
un titititi,
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